¿QUIÉNES SOMOS?

Somos el partido que más años de vigencia tiene en la política argentina y latinoamericana, nacimos el 26 de junio de 1891.

Nuestro origen está ligado a una primera meta, que todos los ciudadanos puedan ejercer el derecho al voto en cada rincón del país. Eso lo logramos desde 1912 con la ley del sufragio secreto y obligatorio. Con esa norma, los empadronados se multiplicaron por diez en esos años de gobiernos radicales. Una revolución de la participación popular.

Progreso e inclusión social, avance en los derechos sociales de los trabajadores de las más diversas actividades, tiempos de expansión edilicia y de la matrícula educativa en todos los niveles, de Reforma Universitaria, de defensa de los suelos nacionales, de creación de la primera empresa estatal de petróleo del mundo (YPF), entre muchas otras metas cumplidas.

Nuestro ideario fue mucho más allá, a pesar de las persecuciones, muerte, proscripciones, exilios forzados, y elecciones fraudulentas que debimos padecer a partir del golpe militar de 1930.

Así como protagonizamos la epopeya cívica del gran cambio que significó la participación y el voto popular desde la década del 10 del siglo pasado; nuevamente la sociedad depositó su confianza en la UCR para protagonizar una segunda gran epopeya, la de la reconstrucción de la reinstauración democrática definitiva en 1983 que marcó el fin de las dictaduras en Argentina y la región. Así se construyó este presente de cuarenta años de continuidad sin vetos ni proscripciones.

Allí volvimos a encabezar una nueva revolución en paz. Levantamos todas las censuras, ordenamos crear la comisión para investigar el destino de los detenidos-desaparecidos (CONADEP), y resolvimos enjuiciar a los comandantes de la última dictadura y a las cúpulas guerrilleras, dando una vuelta de página definitiva a la violencia de los ‘70. Inéditas y valientes decisiones que nos colocaron como un faro a nivel global.

La UCR lleva 132 años defendiendo el espíritu de nuestra Constitución Nacional, los valores de la libertad en democracia, y la práctica política como único modelo de progreso y transformación social. Un proyecto de raíz policlasista, horizontal en la organización, que se nutrió de la filosofía krausista, del liberalismo social, y de las ideas de la socialdemocracia. Creemos en la construcción de una democracia social moderna basada en la ética de la solidaridad.

Finalmente, somos el único partido argentino miembro pleno de la II Internacional Socialista donde confraternizamos con 132 partidos socialistas, socialdemócratas y laboristas de los cinco continentes.

Con la llegada al poder de Juárez Celman en el año 1886, se confirma la vigencia de un sistema político basado en el fraude y la exclusión de las grandes mayorías de la participación y la representación política. En ese contexto, hacia fines de esa misma década, y ante la crisis económica que atraviesa el país y la falta de una alternativa política al “unicato”, un grupo de jóvenes comenzará a organizar un nuevo espacio político, a partir de la redacción de un documento, en el cual, dejan en claro que ha llegado la "Hora de la Juventud". Estos jóvenes se comprometen a luchar por la vigencia de la autonomía municipal, la transparencia en los manejos públicos y los derechos políticos de las grandes mayorías, convocando a un mitin en el "Jardín Florida", el cual tendrá lugar en la ciudad de Buenos Aires el 1 de septiembre de1889. Ante la asistencia de unas 3.000 personas se renueva el fervor patriótico y la necesidad de retornar a los valores éticos. A esa demostración cívica asiste como invitado especial Leandro Alem, quien se convierte en el líder natural del emergente movimiento, y en esa misma jornada política quedará conformada la “Unión Cívica de la Juventud”.

En ese mismo año 1889 tendrá lugar un nuevo mitin político, esta vez en el "Frontón de la Cancha de Pelota", de la ciudad de Buenos Aires, y a esa nueva convocatoria concurre el doble de personas que al acto anterior. En esta oportunidad vuelve a hacer uso de la palabra Leandro Alem, y también habla Bartolomé Mitre. Finalizado el acto, se realiza una marcha por las calles de la ciudad y se reafirman los principios democráticos, integrándose además gente mayor a esta nueva agrupación política. Es el nacimiento de la "Unión Cívica", cuya primera tarea será la conformación de esta nueva herramienta política en el interior del país. Pero si algo no querían hacer Juárez Celman, Roca y Pellegrini era ceder a los pedidos de los cívicos. En consecuencia Leandro Alem afirma que ha llegado el momento utilizar la “vía revolucionaria” con el fin de terminar con este régimen que oprime a todos. Comienza a prepararse entonces esta Revolución y ante esta decisión empiezan a producirse las primeras diferencias dentro de la Unión Cívica, Alem con sus seguidores entusiastas: Del Valle, Bernardo de Irigoyen e Hipólito Yrigoyen avalan esta idea de tomar el poder por las armas, con el fin de devolvérselo al pueblo. Pero Mitre no tiene ningún interés en participar de esta estrategia, porque en definitiva lo que quiere es volver a ser presidente de la República y no cambiar el estado de las cosas. Se marcha a Europa, pero deja a sus hombres dentro del movimiento revolucionario, los cuales se encargarán de traicionar la “Revolución del 90”.

Cuando Mitre retorna al país, en vez de reunirse con Alem para evaluar los hechos políticos que habían tenido lugar en su ausencia directamente se reúne con Roca y Pellegrini, con quiénes ya había formalizado acuerdos antes de marcharse. La Unión Cívica entra entonces en una fase crisis donde el desenlace es eminente, no tiene más razón de ser y se produce la lógica división.

Leandro Alem convoca entonces al Comité Nacional, el cual presidía. Dicha reunión tuvo el 26 de junio de 1891 en la calle Cangallo 536 y entre los presentes se encontraban Martín Yrigoyen, del Valle, Hipólito Yrigoyen, Marcelo T de Alvear, Barroetaveña, quienes junto a un nutrido grupo de dirigentes y afiliados ratificarán la línea principista y serán los gestores del nacimiento de un nuevo partido político, aunque debía realizarse la creación formal en la reunión de la Convención, convocada para el 2 de julio.

El Comité Nacional hizo público un manifiesto que había sido redactado este histórico día denominado “A los pueblos de la República”, donde se hace mención a la separación de los acuerdistas. Así nace la Unión Cívica Radical, cuyos postulados básicos los encontraremos en sus primeros documento: queda muy en claro que el Radicalismo es un partido político que luchará por lograr establecer los derechos políticos de las grandes mayorías excluidas de la participación política, y que enarbola las banderas de "La causa de los desposeídos" de Leandro Alem y la idea de "La reparación" de Hipólito Yrigoyen, adoptando dos principios que marcaran su lucha por la consecución del sufragio libre: la abstención y la revolución. Principios y aportes

La Unión Cívica Radical se ha caracterizado por su ideología de inspiración igualitarista, habiendo desempeñado un papel decisivo para la conquista del sufragio universal y secreto masculino. Fue también el primer partido político argentino en presentar un proyecto de ley de voto femenino en 1919, que finalmente no prosperó dada la mayoría conservadora en el congreso. En 1927, en la provincia de San Juan (gobernada por el radicalismo bloquista) se aprobó el sufragio femenino, luego dejado sin efecto por el gobierno conservador.

Caracterizada por defender los derechos sociales y buscar el desarrollo y la dignidad humana en todas las etapas de la historia argentina, la UCR fue la creadora del descanso dominical y la jornada laboral de ocho horas, e ideológa del Artículo 14 bis de la Constitución Nacional, redactado por el entonces presidente del Comité Nacional, Crisólogo Larralde, el cual incluye el derecho a huelga que no estaba incluido en la constitución peronista de 1949.

Se caracterizó también por haber impulsado la instalación de la democracia liberal en el país, y por ser un partido ampliamente representativo de las clases medias argentinas durante la mayor parte del siglo XX. Su origen se remonta a la representación de las clases bajas inmigrantes y descendientes de inmigrantes, a quienes Leandro Alem denominaba "compañeros desposeídos", para reunir hoy en sus filas a todos ciudadanos que continúan con la lucha diaria por lograr la consolidación definitiva en nuestro país y para el beneficio de todos sus habitantes, de los valores republicanos, la libertad y la igualdad.

Uno de sus logros más importantes es la implementación de la reforma universitaria en el año 1918 a través del entonces presidente Hipólito Yrigoyen, asignando de esta manera un sistema de co-gobierno de las universidades públicas mediante estudiantes, graduados y docentes; la implementación de cargos por concurso y la universidad gratuita y laica, expulsando de esta manera la educación religiosa de las universidades públicas. A su vez es el partido que mayor presupuesto asignó a la educación en la historia, siendo el 24 % del PBI durante el gobierno de Arturo Illia, es también el partido impulsor del uso de guardapolvos en los colegios públicos, ley sancionada durante el gobierno de Yrigoyen. Desde el año 1973 conduce de forma ininterrumpida la Federación Universitaria Argentina mediante su brazo estudiantil, la Franja Morada.

Otros temas altamente significativos para el país fueron instaurados por diferentes gobiernos radicales, otros fueron arduamente trabajados desde la oposición, y han sido y seguirán siendo nuestras banderas: nacionalización de los recursos energéticos, producción social de medicamentos, fortalecimiento de la educación pública, explotación racional de la tierra y acceso a la vivienda, integración con los países de la región, entre otros.

La UNIÓN CÍVICA RADICAL reafirma sus principios fundacionales e históricos de defensa de la libertad e igualdad de los ciudadanos; de la soberanía popular expresada a través de las formas de gobierno republicano, democrático, representativo y federal; de la justicia y de la solidaridad social; de su vocación latinoamericanista, del respeto a todos los pueblos, y del afianzamiento de la paz en el mundo. La adhesión a estos principios significa un compromiso para todos sus miembros de respetar, difundir y promover estos valores a través de su conducta cívica y de sus responsabilidades políticas. Ello implica:

1. EN LO NACIONAL

Garantizar y reclamar el ejercicio republicano de gobierno con el pleno funcionamiento independiente de los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial, fortaleciendo la institucionalidad en todas sus formas. Profundizar la democracia, que más allá de los procesos electorales que sustentan la voluntad del pueblo soberano, construya las condiciones sociales de una democracia de iguales, de una ciudadanía integral y generalizada. Promover y garantizar en todas sus formas la dignidad humana y la libertad individual; el cumplimiento de la Constitución Nacional, así como de la Declaración Universal de Derechos Humanos y de los Pactos Internacionales de Derechos Civiles y Políticos, y de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y demás convenios de las Naciones Unidas, así como la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, la Convención Americana (Pacto de San José de Costa Rica) de la Organización de Estados Americanos, los cuales tienen rango constitucional.

Garantizar la protección de las personas contra todas las formas de discriminación por razones de carácter étnico, religioso, sexual, cultural, ideológico o político. Respetar y profundizar los derechos individuales a la privacidad personal, la libertad de pensamiento, de creencias y de educación, y el reconocimiento a la diversidad cultural, así como a la seguridad y a la justicia; los derechos sociales al trabajo y a una remuneración digna, a la libre asociación gremial y democrática, a la huelga como recurso legítimo, a las prestaciones sociales y auna protección integral; y los derechos políticos de libre asociación partidaria, de sufragio universal, secreto y obligatorio, y de participación ciudadana. Promover la igualdad de género en las actividades públicas y privadas, en todas las áreas políticas y sociales, y en todos los niveles de decisión.

Preservar y fomentar el derecho a la libre expresión de las ideas, la libertad de prensa y el derecho a una información amplia y veraz. Reclamar y posibilitar el acceso a la información pública.

Rechazar y condenar toda forma de asociación o manifestación política o social de carácter autoritario, integrista, xenófobo, racista o ultranacionalista que atentan contra el respeto humanitario y la paz social; y del empleo de la violencia para violar o modificar el orden jurídico, o para llegar al poder. Fomentar la transparencia y la austeridad pública, y combatir todas las formas de corrup ción y los obstáculos a la gobernabilidad.

Diseñar, proponer y defender políticas que tengan como objetivo la felicidad del hombre considerado en todos sus aspectos y manifestaciones, erigiendo a la educación en sus distintos niveles incluída la formación permanente y a la investigación científica como los pilares fundamentales de inclusión social, de realización cultural y de progreso económico; y promover la integración y la equidad regionales y el establecimiento de un programa financiero de coparticipación entre la nación y las provincias, para alcanzar mejores niveles de vida que garanticen la igualdad de medios y de posibilidades de desarrollo en todos los lugares y a todos los habitantes del país.

Establecer planes y políticas de largo plazo para crear las condiciones de predecibilidad y confianza requeridas para concertar los esfuerzos y las actividades públicas y privadas necesarias para un desarrollo con justicia, armónico, eficiente y sostenible de las potencialidades del país en beneficio de todos sus habitantes, preservando el ambiente que dejaremos como legado a las futuras generaciones. La lucha contra la pobreza y la generación de empleo han de ser metas permanentes, así como la erradicación de los privilegios que agravian con su carga de injusticia el bien sagrado de la dignidad del hombre y la solaridad imprescindible para promover el bienestar general.

2. EN LO INTERNACIONAL

Respetar la soberanía de los estados nacionales y evitar la ingerencia en sus asuntos internos, propendiendo al diálogo, la concordia, la cooperación y el intercambio entre los mismos.Ratificar la legítima e imprescriptible soberanía argentina sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes.

Fomentar y fortalecer la integración regional mediante la ampliación del MERCOSUR en sus dimensiones política, económica y cultural, potenciando y complementando sus capacidades en materia de recursos naturales, humanos y financieros de modo de generar los mayores beneficios intraregionales y de constituirse en un interlocutor importante frente al resto del mundo.

Integrarse al resto del mundo y a la economía globalizada defendiendo los intereses y particularidades nacionales y regionales, potenciando y desarrollando las ventajas comparativas posibles existentes o a crear en cada ámbito. Contribuir al afianzamiento de la paz en el mundo y abstenerse de la intervención armada fuera del marco de las organizaciones internacionales pertinentes.

Contribuir a la lucha en pro del desarme y de la eliminación de las armas de destrucción masiva.

Reforzar el papel de la Organización de Naciones Unidas y de la Organización de Estados Americanos y sus instituciones y agencias correspondientes.
Trabajar con los partidos políticos integrantes de la Internacional Socialista sobre la base de los principios compartidos a los que ha adherido la Unión Cívica Radical.

3. LA AUTORIDAD DE ÉTICA

La difusión y la promoción de los principios enunciados, así como el control de su cumplimiento por parte de los miembros partidarios y de las autoridades responsables de las conducciones de la Unión Cívica Radical en sus diferentes niveles y de los representantes electos en cargos gubernamentales será responsabilidad del Tribunal de Ética, de acuerdo a lo que establezca la Honorable Convención Nacional.

El Tribunal Nacional de Ética de la Unión Cívica Radical dictará y aplicará las normas pertinentes, actuando al efecto según sus disposiciones.
Buenos Aires, 23 de mayo de 2006

"La profesión de fe doctrinaria es el credo político centenario del radicalismo, expresando su contenido filosófico que le otorga permanencia como requisitoria transformadora, nutre los imperativos éticos, los grandes principios que inspiran su ideología, orientan su conducta ciudadana y guían su accionar político. Las Bases de Acción Política señalan las grandes direcciones de la Acción Política de la Unión Cívica Radical".

El Radicalismo es la corriente histórica de la emancipación del pueblo argentino, de la autentica realización de su vida plena en el cultivos de los bienes morales y en la profesión de los grandes ideales surgidos de su entraña. Hunde sus raíces políticas en lo histórico de la nacionalidad y constituye una requisitoria contra toda filosofía material de la vida humana y del destino de la Nación en el mundo.

Así el Radicalismo se identifica con las más nobles aspiraciones de los pueblos hermanos y lo argentino se articula y adquiere sentido esencial en la lucha emancipadora sudamericana y en el anhelo universal por la libertad del hombre.

Desde el fondo de nuestra historia, trae el Radicalismo su filiación, que es la del pueblo en su larga lucha para conquistar su personería. En la tradicional contienda que nutre la historia argentina, el Radicalismo es la corriente orgánica y social de lo popular, del federalismo y de la libertad, apegada al suelo e intérprete de nuestra autenticidad emocional y humana, reivindicatoria de las bases morales de la nacionalidad; es el pueblo mismo en su gesta para constituirse como Nación dueña de su patrimonio y de su espíritu.

Por lo tanto, la Unión Cívica Radical no es un simple partido, no es una parcialidad que lucha en su beneficio, ni una composición de lugar para tomar asiento en los gobiernos, sino el mandato patriótico de nuestra nativa solidaridad nacional y la intransigencia con que debe ser cumplido el sentimiento Radical indeclinable de la dignidad cívica argentina.

Esa es la razón por la que el Radicalismo es una concepción de la vida, de la vida toda del pueblo, y la Revolución Radical al plantearse partiendo del hombre y de su libertad, hace de la política una creación ética, invisible en lo nacional e internacional, que abarca todos los aspectos que al hombre se refieren, desde el religioso hasta el económico. Por eso el radicalismo no se divide según las parcialidades de clases, de razas ni de oficios, sino que atiende al hombre como hombre, con dignidad, como ser sagrado. Por eso para el Radicalismo los fines son inalterables: los de la libertad y los de la democracia para la integración del hombre, así como pueden ser variables los medios porque son instrumentos, y variables son las condiciones sociales de la realización nacional.

En el proceso transformador que vive el mundo, transfórmase también el Estado, pero el Radicalismo, centrado en su preocupación por el hombre, no puede invertir los fines del Estado, cuyo intervencionismo sólo puede referirse a la administración de las cosas y a los derechos patrimonial es, y no a los derechos del espíritu, morada de la libertad humana.

El mundo entero sufre de un mal profundo proveniente de no adecuar las posibilidades materiales a fines de emancipación del hombre. El Radicalismo cree que sólo una cruzada de honda pulsación humana por la liberación del hombre contra todas las formas degradantes del imperialismo y del absolutismo en todos sus aspectos, podrá salvar al hombre en su grave crisis; así como renueva su fe en el destino de los pueblos de nuestra grande hermandad continental, unidos en su libre soberanía, y luchando por conquistar, junto con los instrumentos de la liberación política, el sistema de garantías sociales, contra todos los privilegios económicos que ahogan la libertad y niegan la justicia.