El triunfo que nos robaron

Las elecciones del 5 de abril de 1931 en la provincia de Buenos Aires.



El domingo 5 de abril de 1931, los bonaerenses fueron a votar, en medio de una convocatoria que partió de la dictadura del teniente general José Félix Uriburu. 

Una errada autopercepción del sentir popular lo llevó a creer que el llamado sería un trámite para los conservadores.

En semanas, la fórmula para gobernador y vice encabezada por el excanciller radical Honorio Pueyrredón y Mario Guido obtuvo casi el 50 por ciento. La derecha arañó el 41 con toda la estructura estatal a su favor. El triunfo fue por más de 31 mil votos. Sabio, desde la Isla Martín García, Hipólito Yrigoyen había pronosticado una ventaja de 30 mil, por lo menos. 

Conocedor de las trampas conservadoras, el relato mítico de "los rabanitos" sostiene que fue el propio Pueyrredón el que invirtió en boinas coloradas, las que tradicionalmente identificaban el voto conservador, y ordenó repartirlas entre la peonada yrigoyenista. La dictadura confió en sus boinas, trasladó a muchos de esos votantes en camiones a los escasos y distantes lugares de votación. Como los rabanitos, colorados por fuera, y blancos por dentro. 

"El gobierno de facto anuló las elecciones, demostrando que el derrocamiento del presidente Yrigoyen, pocos meses antes, no había respondido a ninguna intención reparadora sino al deseo de ocupar el poder contra la voluntad de la mayoría", escribió el presidente Raúl Alfonsín en 2001. 

Allí, la dictadura encontró la fórmula del continuismo sin pudores: "el fraude patriótico". Mientras tanto, anarquistas, obreros y radicales conocían la picana implacable del comisario inspector Leopoldo "Polo" Lugones (h). El sótano de la penitenciaría se transformó en sala de interrogatorios. Carlos Giménez, un dirigente radical que tras la tortura partió a Montevideo, lo describió en "El martirologio argentino": "Hizo restaurar los elementos de torturas quemados públicamente en 1913, con el refinamiento que le dan la aplicación de la electricidad, la mecánica y los modernos inventos".

La derrota conservadora significó la anulación de los comicios de Córdoba, Corrientes y Santa Fe. Uriburu tenía los días contados.